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Imagina una ermita centenaria rodeada de la majestuosidad de la naturaleza, con sus campanarios albergando nidos de cigüeñas que danzan en el cielo. Es aquí donde se lleva a cabo la mágica reunión de furgoneteros y autocaravanistas, un evento anual que reúne a aficionados y amantes del estilo de vida camper de todas partes. Hablamos de la Kdd de Los Entreveraos en la Señuela, Lebrija.
Con una dedicación y entusiasmo incomparables, un grupo de 21 personas se unen para dar vida a este encuentro camper, cuidando cada detalle para garantizar una experiencia inolvidable para todas las personas participantes. Desde la selección meticulosa de la música hasta la organización de actividades para los más pequeños de la casa, los Entreveraos se esfuerzan por crear momentos inolvidables.
¿Qué hace que esta quedada sea tan especial? ¡Todo! Desde espectáculos musicales en vivo que te transportarán a otra época hasta una auténtica fiesta de post-campanadas de Nochevieja con un toque de humor único. Además, ¿quién puede resistirse a una deliciosa paella compartida en entorno único?
Y para las personas amantes de la cerveza, ¿qué mejor manera de celebrar que con un encuentro cervecero? Cientos de cervezas heladas esperan en grandes cubos, garantizando momentos que ni te imaginas.
Pero eso no es todo, los Entreveraos también se preocupan por sorprender a sus asistentes con un gran sorteo de productos donados por un sinfín de patrocinadores. Muchos regalos únicos, pensados para hacer que todos se sientan especiales.
Y hablando de detalles, las bolsas de inscripción están repletas de sorpresas útiles y exclusivas, ¡nada de regalos comunes aquí! Lo tienen todo pensado.
Nosotras, dimos a lxs organizadores un pequeño detalle para todas las personas asistentes y también tuvimos la suerte de poder montar nuestro puestecillo ambulante durante la KDD: sudaderas, tazas y botellas, juegos camper y un sin fin de artículos estaban disponibles para todas las personas asistentes.
Pero lo más destacado de todo es el espíritu de comunidad que impregna cada rincón de esta quedada. Los Entreveraos son expertos en crear un ambiente de buen rollo y amistad, donde todos son bienvenidos a compartir historias al calor de una gran hoguera. Porque al final del día, lo que realmente importa son las conexiones que hacemos y las experiencias que compartimos.
Gracias, gracias y mil veces gracias, por ser así. No sabéis lo importante que sois para La Vida Camper. Os queremos siempre cerca.
Diario de a bordo de la KDD la Señuela 2024
En medio del bullicio y la algarabía de la quedada, una clienta se acercó al puestecillo ambulante de «La Vida Camper» con una expresión de frustración en el rostro. Sostenía en su mano lo que parecía ser el resultado de un encuentro desafortunado entre su torpeza y una botella de aluminio que le habíamos vendido.
—¡Ay, por todos los santos! —exclamó la mujer, agitando la botella rota frente al vendedor—. ¡Se me cayó al suelo y ahora está hecha añicos! ¡Y era mi botella favorita para las borracheras!
El vendedor, con una mueca de compasión y un rostro inmejorable, se acercó para examinar los restos destrozados de la botella, mientras intentaba contener una risa nerviosa ante la situación.
—Lo siento mucho, señora —dijo con tono apesadumbrado—. Pero no se preocupe, aquí en «La Vida Camper» siempre tenemos soluciones para todo tipo de contratiempos.
Mientras tanto, en otro rincón de la quedada, los 20 organizadores restantes se enfrentaban a su propia batalla: las ráfagas de aire. Con un viento repentino y despiadado que amenazaba con llevarse por delante todo lo que habían preparado con mucho amor, se afanaban por sujetar toldos, asegurar carpas y evitar que todo volara como si fueran cometas descontroladas. Fue cuando una voz tenue, pero segura se alzó con fuerza: “con dos piquetas aguanta”, dijo un chico con lo que parecía ser peluca, gorro y barba.
De vuelta al puestecillo, el vendedor sacudió la cabeza con determinación y desapareció por un momento tras el mostrador. Mientras buscaba una solución para la clienta frustrada, una ráfaga de viento pasó por encima del puestecillo, enviando un par de sombreros de cowboy y algo que parecía ser el traje de noche vieja de » La Pedroches”.
Lejos de “cortar el rollo”, a la vendedora, el vendedor se puso uno de los sombreros y emergió triunfante, sosteniendo en sus manos una botella nueva y reluciente, con un diseño aún más llamativo que el original.
—Aquí tienes, señora amiga—dijo, entregándole la botella con una sonrisa—. Una botella nueva y mejorada, cortesía de «La Vida Camper».
La mujer, sorprendida y agradecida, aceptó la botella con una mezcla de incredulidad y alivio. Pero justo cuando pensaban que la jornada había alcanzado su punto máximo de extrañeza, una ráfaga de viento más fuerte que las anteriores se abatió sobre la quedada. Elevando dicha botella a unos niveles indescriptibles, incluso para las cigüeñas que por allí volaban.
Las organizadoras, desconcertadas al principio, pronto reconocieron la melodía que el viento traía consigo. ¿Trebufestival? Dijo otro grande con barbas negras y emocionado, pero desacertado. Fue cuando el viento amainó, y La KDD de las KKDs pudo realizarse con normalidad, ofreciendo todo cuanto tenían pensado. “Trabajo hecho” gritó un loco con barbas y melenas que parecía ser rubio.
Mientras tanto, los asistentes bailaban y se comían la mejor paella del mundo. Las risas resonaban entre los remolques, mitsubishis, y autocaravanas y la clienta aun sin su botella, pero con la mejor de las actitudes, sabía que, en «La Vida Camper», las aventuras más extrañas siempre tienen un final sorprendente.
Hace 5 años no teníamos ni idea de lo que nos esperaba, y nos lanzamos a comprar una furgo con más de 30 años. Empezó a formarse un proyecto de vida que nos ha hecho crecer y conocer a gente maravillosa.
Chapas abrebotellas de La Vida Camper
Llavero de madera La Vida Camper
